"Tocadas por su Espíritu"

"En ese momento el Espíritu del Señor vendrá poderosamente sobre ti y profetizarás con ellos. Serás transformado en una persona diferente".1 Samuel 10:6

Siempre le pedí a Dios que me permitiera ir a un viaje misionero. Cuando oía los reportes de otros que iban a tierras lejanas y hablaban con tanto entusiasmo de su experiencia, me contagiaba e inspiraba su emoción.

Dios me concedió este deseo. Gracias a la invitación de una amiga, un grupo de damas fuimos a Guantánamo, Cuba a llevar consuelo, esperanza y amor a 400 mujeres sedientas del agua de vida. Nuestra experiencia fue revestida del poder del Espíritu Santo. Fue hermoso ver como Dios nos usó a pesar de nuestras debilidades e imperfecciones humanas. Se sintió su presencia de una manera maravillosa.

Nuestras hermanas se nos acercaban para confirmar cómo el Consolador les había tocado sus corazones. Pero lo más fascinante fue ver cómo ellas ministraron para nosotras. Nos fuimos con lecciones profundas que nunca olvidaremos. 1. La falta de abundancia material nos hace menos egoístas y más agradecidos- Las hermanas estaban tan felices, que mostraban gratitud, compartiendo de lo que tenían. Algunas flores, otras frutas, otras comida y otras palabras, abrazos y sonrisas. El último día, cuando una de mis compañeras les llamaba por nombres y les obsequiaba dinero en un sobrecito, oíamos gritos de júbilo y aplausos de las que no recibían. Esto tocó mi corazón. Se sentían felices por el bien de las demás.

2. Nuestra fe es más fuerte cuando adoramos y servimos a Dios, a pesar de las pruebas y circunstancias- Es impresionante ver el fervor, dedicación y pasión de nuestras hermanas cubanas. Cantan y adoran de corazón a pesar de sus luchas y problemas. Nos recuerdan que aunque vivimos en lugares distintos, con diferentes privilegios y limitaciones, sufrimos y padecemos de la misma necesidad emocional y espiritual

3. A medida que damos y compartimos el amor de Dios y su palabra, experimentamos transformación- Su ejemplo de verdadera humildad, transparencia y entrega a Dios, nos hizo evaluar nuestra condición del alma. El milagro más bello de esta experiencia, fue haber sido tocadas y transformadas por el Espíritu Santo. Fuimos a llevarles bendiciones, pero fueron ellas quienes nos bendijeron a nosotras. Definitivamente, este viaje marcó nuestras vidas por siempre. ¡Gracias Dios!

Evelyn Nieves


Evelyn Nieves